domingo, 8 de abril de 2012

HISHIRYO Y MUSHOTOKU






Una de las primeras dificultades que encontramos al iniciarnos en el Zen es sin duda alguna la gestión que hacemos del tránsito de nuestros pensamientos durante zazen, puesto que una vez estamos sentados en la postura correcta y tomamos el control de nuestra respiración, el siguiente paso será dejar que los pensamientos se diluyan lentamente sin aferrarnos a ellos. Para ello, no lucharemos contra su paso por nuestra mente, sólo dejaremos que sigan su curso dejando que desaparezcan de forma natural.
Pero como suele pasar, de la teoría a la práctica hay una larga distancia que no todos los practicantes salvamos de la misma forma y mucho menos en el mismo tiempo.
Otro factor que juega en contra es el dolor que todos encontramos durante nuestra adaptación a la postura de zazen, un dolor que en ocasiones toma un gran protagonismo durante nuestra práctica, desviando parte de nuestra atención y como resultante, dificultando esa óptima gestión de nuestros pensamientos para conseguir liberar nuestra mente de los mismos.
Mi maestro siempre dice que hay que ir más allá del dolor, dejándolo en un segundo término, centrando nuestra atención en la postura y manteniendo el pulso continuo y profundo de nuestra respiración. Esto seguido de una perseverancia en el hábito de la meditación da como fruto un mayor control de nuestra práctica.
En mi caso dedico aproximadamente un mínimo diario de una hora a zazen, en dos periodos de treinta minutos separados por una corta sesión de Kin-hin (meditación en movimiento), y puedo asegurar que cada vez noto más facilidad para conseguir un nivel óptimo de concentración.
Así que como comenté en la entrada anterior, la constancia es sin ninguna duda la mejor compañía para el practicante de Zen.
A continuación cito una información esencial para comprender el sentido de mis palabras en esta entrada.

Gassho

Sergi G.


HISHIRYO

Hishiryo es el inconsciente del Zen. Shiryo es el pensamiento. Fushiryo: "no pensar". Pero hishiryo es el pensamiento absoluto, más allá del pensamiento y del no-pensamiento, más allá de todos los problemas de la conciencia personal.
Es nuestra naturaleza original, o naturaleza de Buda, el inconsciente cósmico. Cuando el mental se vacía y el intelecto esta calmo, nada detiene la corriente de vida profunda, intuitiva, ilimitada, que surge de lo más profundo de nosotros mismos.

La mente contiene todo el cosmos.
La conciencia es más rápida que la velocidad de la luz.

Sentados, sin fin ni objeto de provecho, podemos comprender mushotuko e hishiryo, secretos de la esencia del Zen. Pero la comprensión debe ser otro que la del sentido común o la intelectual. Ella es percepción directa.

MUSHOTOKU

Mushotoku es el no-provecho, el no-deseo, el no-miedo. Es el principio esencial. Dar sin buscar a recibir. Abandonar todo, sin miedo de perder. De la misma forma que el artista debe darse por entero sin ocuparse de alcanzar la gloria, la belleza, la riqueza, para expresarse en una obra bella, pura, autentica, igualmente el discípulo obtendrá la sabiduría sin abandona, toda idea de provecho personal. Si abandonáis todo, obtendréis todo.



"Pensar sin pensar, escribió el Maestro Dogen, como se piensa sin pensar. Debemos pensar desde el fondo del no-pensamiento.
Es la conciencia cósmica, la conciencia hishiryo". Nuestros sentidos y nuestra conciencia personal no pueden aprehenderla, las categorías no la definen, la palabra no la explica. Solo podemos abrazarla por la experiencia vivida.

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