"El Zen penetra todos los aspectos de la vida ,
sólo es estar en el AQUI Y AHORA de lo que estemos haciendo, asi fluye la verdadera belleza de vivir..."
El pasado fin de semana tuvo lugar mi primera Sesshin, sin duda una de las prácticas más profundas e importantes dentro del zen.
Las Sesshin, son periodos intensivos dedicados a la práctica del zazen y de la concentración en los actos de la vida cotidiana.
Sesshin, significa volverse íntimo con nuestro espíritu y su duración puede variar de uno a varios días, durante los cuales zazen y samu ( trabajos cotidianos llevados a la práctica desde la meditación) se suceden continuamente.
Las reglas de la Sesshin hacen que nuestro espíritu esté siempre concentrado, atento y silencioso, en todas las actividades vinculadas a la misma y con ello podemos profundizar en nuestras vidas a la vez que compartimos todas nuestras experiencias con otros practicantes, siendo muy rico en todos los sentidos, tanto a nivel individual como en las muchas cosas que pueden aportarnos nuestros compañeros.
Como antes comentaba, esta ha sido mi primera Sesshin y lo cierto es que me cuesta mucho hacer una valoración objetiva de la misma sólo con palabras, pues creo que se trata de una experiencia que se mece entre diferentes sensaciones, tanto fisiológicas como psicológicas complicadas de explicar, ya que cada practicante haría sin duda una lectura diferente de su experiencia dentro de un retiro.
En mi caso, mentiría si no dijera que fue realmente muy dura en todos los sentidos.
La primera noche del retiro no pude dormir ni un solo minuto, al parecer, según me comentaron algunos compañeros, este síntoma es un clásico de los retiros, pero a mi me ocasionó una gran fatiga al día siguiente que terminó en algunas décimas de fiebre y un agotamiento bastante considerable. Quizás este sería el punto más desfavorable a destacar. Pero si tengo que hablar de todas las buenas sensaciones que he vivido en estos días, entonces necesito pensar en como puedo describir tanta intensidad en tan pocas líneas...
En primer lugar, el pasar tanto tiempo alejado de la ilusiones con las que normalmente convivimos nos hace prestar más atención a las cosas que realmente merecen nuestra atención y sobre todo nos obliga a profundizar en nuestra vida y la forma que tenemos de entender la misma. Los diferentes periodos de samu nos conducen a proseguir el estado de meditación que hemos conseguido a través de zazen, pero aplicando esa concentración plena a actividades tan cotidianas como cocinar, coser, limpiar, fregar platos o como en mi caso fue incluso llevar a cabo un reportaje fotográfico de la Sesshin.
A resaltar también los numerosos zazen que se llevan a cabo, más largos que los que normalmente hacemos en el dojo e incluyendo interesantes talleres de Dharma y algunas ceremonias muy emotivas, como las que se llevaron a cabo para dar nuestro soporte a todas las personas que estuvieran atravesando una enfermedad grave o incluso otras en las que los homenajeados eran nuestros difuntos seres queridos, que habían dejado nuestro mundo pero que seguían permaneciendo en nuestro recuerdo.
También quisiera resaltar, que en muchos momentos he sido testimonio de hasta que punto nuestro ego actúa a través de nosotros; digo esto, porque normalmente si algo nos aleja de nuestra mente original, es precisamente nuestro poder de elección, condicionado siempre por nuestra búsqueda del bienestar. Si tenemos frío nos abrigamos, si tenemos hambre comemos, si estamos incómodos buscamos la comodidad... pero en definitiva sin darnos cuenta, lo único que conseguimos es alejarnos de nuestra naturaleza, aquella que no se aferra a nada y sólo vive en cada momento lo que toca sea bueno o malo.
Por último, comentar que también dentro del retiro se pueden tener una entrevista privada con la persona que dirige el retiro, ya sea para comentarle nuestras dudas en la evolución dentro de la práctica, o sin más para charlar durante un agradable paseo a través de la naturaleza. Yo aproveché esta entrevista para pedir mi ordenación a bodhissatva siendo esta una decisión que albergaba en mi interior desde hacía ya mucho tiempo y que me fue concedida a esperas de que tenga lugar la ceremonia de ordenación a finales del próximo mes de octubre.
Por ello, he comenzado ya a confeccionar la costura de mi rakusu que debo tener listo para poder ordenarme y que encierra un gran desafío para todo practicante, ya que el mismo requiere una gran paciencia y concentración.
En definitiva, una gran experiencia la vivida estos días que me ha desvelado partes de mi personalidad que desconocía y sobre todo me ha acercado más que nunca a la práctica del Zen donde cada día me siento más a gusto y cercano a mi verdadera naturaleza.
Gracias a todos los que hicieron posible una experiencia tan maravillosa...
Gassho!
Sergio G.
SAMU DE COCINA |
En primer lugar, el pasar tanto tiempo alejado de la ilusiones con las que normalmente convivimos nos hace prestar más atención a las cosas que realmente merecen nuestra atención y sobre todo nos obliga a profundizar en nuestra vida y la forma que tenemos de entender la misma. Los diferentes periodos de samu nos conducen a proseguir el estado de meditación que hemos conseguido a través de zazen, pero aplicando esa concentración plena a actividades tan cotidianas como cocinar, coser, limpiar, fregar platos o como en mi caso fue incluso llevar a cabo un reportaje fotográfico de la Sesshin.
COSTURA DEL RAKUSU |
También quisiera resaltar, que en muchos momentos he sido testimonio de hasta que punto nuestro ego actúa a través de nosotros; digo esto, porque normalmente si algo nos aleja de nuestra mente original, es precisamente nuestro poder de elección, condicionado siempre por nuestra búsqueda del bienestar. Si tenemos frío nos abrigamos, si tenemos hambre comemos, si estamos incómodos buscamos la comodidad... pero en definitiva sin darnos cuenta, lo único que conseguimos es alejarnos de nuestra naturaleza, aquella que no se aferra a nada y sólo vive en cada momento lo que toca sea bueno o malo.
Por último, comentar que también dentro del retiro se pueden tener una entrevista privada con la persona que dirige el retiro, ya sea para comentarle nuestras dudas en la evolución dentro de la práctica, o sin más para charlar durante un agradable paseo a través de la naturaleza. Yo aproveché esta entrevista para pedir mi ordenación a bodhissatva siendo esta una decisión que albergaba en mi interior desde hacía ya mucho tiempo y que me fue concedida a esperas de que tenga lugar la ceremonia de ordenación a finales del próximo mes de octubre.
Por ello, he comenzado ya a confeccionar la costura de mi rakusu que debo tener listo para poder ordenarme y que encierra un gran desafío para todo practicante, ya que el mismo requiere una gran paciencia y concentración.
En definitiva, una gran experiencia la vivida estos días que me ha desvelado partes de mi personalidad que desconocía y sobre todo me ha acercado más que nunca a la práctica del Zen donde cada día me siento más a gusto y cercano a mi verdadera naturaleza.
Gracias a todos los que hicieron posible una experiencia tan maravillosa...
Gassho!
Sergio G.