lunes, 18 de febrero de 2013

CUANDO ABANDONAMOS TODO, OBTENEMOS TODO





Hacer sin hacer
Sin meta
sin objetivo, ni búsqueda
sin provecho ,ni beneficio
sin reconocimiento.

No hay nada que perder
ni que obtener.
Solo estar ahí
en contemplación
en compasión pura.


"Cuando abandonas todo, obtienes todo"





miércoles, 6 de febrero de 2013

DOCE MESES CRUZANDO EL SILENCIO...



 No busques nada
                                                                La vida es ahora
                                                                 El tiempo pasa...

                                                                     "Zen-Haiku"

Este próximo domingo, se cumplirá un año desde que empezó mi práctica dentro del Zen. Doce meses que parecen doce años, pues mi vida sólo es una sombra de aquello que fue, ni mejor ni peor, pero totalmente diferente. 
Así que a pesar de que el zen nos enseña a no aferrarnos a nuestros recuerdos, esta noche quisiera hacer una retrospectiva personal, partiendo de aquel 10 de febrero de 2012, el día que decidí adentrarme tras las puertas del silencio y conectar con mi verdadero ser.
Me hubiera encantado escribir este artículo el domingo, pero casualmente este fin de semana marcho hacia una nueva sesshin, que aun hará más especial dicho día.
Recuerdo mi entrada en el dojo, ese olor a incienso japonés que se deslizaba a través del aire, como si de una serpiente de viento se tratara, inundando de aromas florales todo a su paso.
Una mujer de semblante dulce, sereno y serio a su vez, vestía un atuendo oscuro, de tintes tradicionales, esparcidos a través de un sinfín de micro puntos de hilo blanco que se perdían entre trazos y claroscuros.
Me resulta difícil de explicar esto, pero siempre he dicho, que nada más entrar al dojo, supe que estaba donde siempre había querido estar, después de muchos años buscando, ahora había encontrado la puerta hacia el despertar de mi conciencia.
Desde entonces han pasado muchas cosas, pero lo más fascinante ha sido ver como el zen ha dado un sentido muy intenso a mi vida. Una vida que ahora tengo más ganas de vivir que nunca, junto a mi mujer la persona que más quiero en esta vida y el resto de seres, que al igual que yo siguen su camino a través de las mil orillas que se esbozan desde un mismo lago, la vida...
A partir de entonces han sido muchas las sensaciones que he vivido, entre ellas ese dolor espantoso de los primeros meses, que se extendía desde mis tobillos hasta el resto de mis extremidades como si las mismas se fueran a romper en mil pedazos. Sin duda una de las primera barreras que todo practicante conoce tras cruzar las puertas de zazen y encontrarse consigo mismo por primera vez. 
Pero con el tiempo, ese dolor acaba por formar parte de tu práctica y empiezas a descubrir que la destrucción de la dualidad en nuestras vidas, empieza por aceptar todas las adversidades que la misma alberga para nosotros. Nuestra mente ordinaria es la única capaz de hacernos pensar que nuestro entorno se rige por una realidad dual, que nos obliga a elegir siempre la mejor opción para nosotros. Pero la realidad creedme es bien diferente, pues no hay nada bueno ni malo en la vida, puesto que todo forma parte de la misma aceptación.
Así que cuando un practicante decide traspasar los límites del dolor y concentrar su atención en la postura y su respiración, de pronto eso dolores son sólo un velo traslúcido, que se posa ante nuestros ojos, sin causarnos ni la más mínima atadura.
A los cuatro meses de mi comienzo en el zen, tuvo lugar mi primera sesshin (retiro de meditación intensiva), un espacio de tiempo que jamás olvidaré, pues aunque muy duro en muchos sentidos, saco todo aquello que siempre se había ocultado, allí donde yo no era capaz de encontrarlo. La explicación es bien simple, puesto que nada en este mundo enoja más a nuestro ego que un periodo de sesshin, Durante  esos días de aislamiento en medio de la naturaleza y el silencio, los conflictos con nuestra mente ordinaria son constantes y ello nos hace tomar una perspectiva real de nuestra existencia y camino que queremos tomar en nuestra vida. En mi caso, aquellos días de retiro sirvieron para reflexionar mucho y lo más importante sirvieron para darme cuenta de lo mucho que significaba para mi el zen, hasta el punto de pedir mi ordenación, y con la misma el compromiso de la practica de por vida.
Con el paso del tiempo, la practica del zen me ha enseñado a tomar conciencia de cada segundo de mi vida, haciendo de cada momento una meditación y sobre todo mostrándome la belleza del aquí y ahora... A través del zen, comprendí que todo en nuestras vidas tiene el mismo valor, pues todo debería estar llevado a cabo desde la atención plena.  A día de hoy, puedo afirmar que el zen a revolucionado mi vida, me encanta limpiar mi casa, cocinar, coser y en general todo lo que me permita estar concentrado en la acción llevada a cabo, pues muchas personas, cuando hablan de zen, siempre recurren a la postura de zazen, pero desconocen que para un practicante zen, la vida fuera del dojo es tan importante como sus meditaciones dentro del mismo. Todo forma parte de lo mismo, vivir el momento presente desde la aceptación y el no aferramiento.



Y para terminar, si tuviera que destacar algo importante durante este periodo de doce meses acontecidos en mi vida, sin duda sería el haber conocido al maestro Roland Juno Rech, uno de los grandes transmisores del verdadero zen, además de ser un discípulo directo de Taisen Deshimaru.
Coincidí con él en una sesshin que el mismo dirigía el pasado mes de octubre en Lluçà (Catalunya).



La verdad es que lo mejor de este maestro, es su infinita sencillez, así como la serenidad de sus gestos, que ya es toda una enseñanza para las personas que seguimos la labor que está realizando por toda Europa.
Así que aunque necesitaría muchos artículos como este para explicar todo lo que he vivido durante este año, prefiero pensar que a este le seguirán muchos más y ahora ya puedo contar con una mano los meses que falta, para marchar hacia el norte de Francia, donde después de uno de los años más intenso de mi vida en todos los sentidos, seré ordenado bodhisattva por el mismo Roland Juno Rech.
En todo caso, cada vez tengo más presente que no será la última vez que me ordene dentro del zen, pues el mismo no representa una mera práctica para mí, sino una forma de entender el sentido de mi vida.


Gassho a todos mis compañeros, a mi mujer, por comprender mi pasión por el zen y a todas las personas que me han dado lo mejor de su conocimiento para crecer junto a mi....