lunes, 14 de mayo de 2012

TALLER DE DHARMA: LOS FUNDAMENTOS DEL ZEN




Amigo mío, 
¿no ves a este hombre del satori,
que ha dejado de estudiar y vive sin esfuerzo?
No rechaza las ilusiones, y ya no busca más la verdad.
La verdadera naturaleza de nuestra ignorancia
no es otra que la naturaleza de Buda.
Nuestro cuerpo vacío e ilusorio es el cuerpo del Dharma.
Cuando despertamos al cuerpo del Dharma, ya no hay nada.
Nuestra propia naturaleza original es el puro Buda.
Las nubes de los cinco agregados flotan aquí y allá, en vano.
Las burbujas de los tres venenos suben y estallan, vacías.
Cuando comprendemos la realidad tal como es,
ya no hay ni hombre, ni Dharma.
                                                YOKA DAISHI: Shodoka

Este sábado 19 de mayo tendrá lugar un taller de Dharma sobre los fundamentos del Zen, situando su hilo conductor a partir del estudio del sutra de la Estrada.
El taller será impartido por el monje zen, Lluis Nansen, director del Dojo Zen Kannon de Barcelona.

Para despedir esta entrada informativa, dejo un video rodado en el Dojo Kannon donde practico para 25 TV, Donde se explica de forma muy breve el origen de nuestra práctica y la forma de llevarla a cabo correctamente.

Gassho

Sergi G.





martes, 1 de mayo de 2012

REFLEXIONES



Después de unos intensos  días en los que he pensado mucho a cerca de diferentes aspectos de mi vida, he obtenido una serie de reflexiones que me gustaría compartir abiertamente, siendo curioso, como a través de la práctica de zazen la mente se va liberando de muchas de las ataduras que nos impiden comprender nuestro comportamiento, dándonos la posibilidad de identificarlas y emprender un trabajo minucioso para cambiar aquellos aspectos que pueden mejorarse.
Así que sin mas, dejo aquí una breve exposición de mis últimas reflexiones con la esperanza que puedan servir de ayuda para otras personas que puedan estar leyendo mis palabras.

Gassho…

Sergi G. 


. Debemos intentar vivir desde la máxima austeridad posible, despojándonos de todo consumismo irresponsable que no responda a una necesidad real, pues el consumo irresponsable forma parte de las muchas ilusiones con las que hemos de aprender a convivir sin aferrarnos a ninguna de ellas pero siempre siendo consciente de que las mismas existen.

. Debemos entender el Zen como una filosofía trazada desde la más profunda intimidad, rechazando en todo momento la posibilidad de hacer del mismo una propaganda social muy presente en nuestro entorno, puesto que ni todos los que nos rodean están preparados para entender nuestro camino, ni nos pertenece el derecho a mostrarles una senda que ni tan solo nosotros conocemos con profundidad.


. Debemos ser dueños de nuestras palabras, evitando que las mismas se adueñen de nosotros de forma inconsciente. Para este fin se debe hablar menos y con más propiedad, siempre con la premisa de aportar algo de valor a las conversaciones y no entenderlas desde un punto de vista egocentrista, donde nuestras intervenciones sólo responden a una necesidad de nuestro ego por mostrarse y tomar el control de la situación.
En otras palabras, “Si no podemos mejorar el silencio, es mejor no decir nada”.

. Nunca debemos imponer nuestra vía a los demás, pues lo que es bueno para nosotros, puede no ser aquello que otras personas buscan, e imponiendo nuestro camino podemos estar desviándolos del suyo.
Cada ser alberga una verdad en su interior que ha de saber descubrir y alimentar a su debido tiempo, nunca está de más encaminar a aquellos que caminan a ciegas, pero siempre de una forma muy sutil y teniendo muy claro que incluso un ciego puede ver con más claridad que aquel que nos es capaz de ver sus propias limitaciones, o que carece de la capacidad para conocerse a si mismo.

. El conocimiento sin la práctica llevada al hábito no conduce a ninguna parte. Estamos en constante aprendizaje,  así que cuando creamos saberlo todo, es cuando quizás albergaremos más desconocimiento.

No merece la pena debatir aquellos aspectos que nos alejan de las personas que forman nuestro entorno más directo, pues la confrontación en su estado más puro es parte del aliento de nuestro ego. Siempre es mejor el acercamiento que sembrar distancias entre las personas que forman nuestro entorno.

. La soledad si surge de forma natural, puede brindarnos la posibilidad de auto observarnos desde una perspectiva distante a la subjetividad con la que obramos normalmente.  No debemos buscarla mediante el aislamiento, pero tampoco debemos refugiarnos de ella. Pues la soledad forma parte de nuestro Karma. La misma nos acompaña durante el tiempo que pasamos en el vientre de nuestra madre y también en muchos otros momentos de la vida.
Conocerla es conocernos… desecharla es desechar nuestra naturaleza más primaria.

. Nuestra existencia responde a un reflejo del presente en el que se suceden todas las cosas. Vivir aferrado al pasado o al futuro sólo conduce a un estado ilusorio que nos aleja de la plenitud. Vivir desde lo efímero,  nos ayuda a profundizar a cerca del sentido de nuestra existencia que no responde a otra cosa que vivir el “aquí y ahora”.

Muchas de las barreras y limitaciones de nuestra vida son impuestas por nosotros mismos, por ello la forma más fácil de superarlas comienza por comprender que las mismas son meras ilusiones auto construidas que caerán, en el momento que dejemos de creer que las mismas tienen razón de ser.

Cuando meditamos nos imponemos muchas de esas barreras, algunas físicas por medio del dolor, al que nos esforzamos por combatir a través de la búsqueda de la comodidad que nuestro yo desea para nosotros.  En otras ocasiones sin más buscamos una prueba de que aquello que hacemos tiene un sentido, cuando el verdadero sentido de toda acción es llevarla acabo sin esperar nada a cambio (moshutoku).
Si somos fieles a nuestra naturaleza a través de la meditación,  abandonando nuestros apegos y pensamientos, podremos ver como todas estas barreras van desapareciendo progresivamente.

. Hemos de relacionarnos con el resto de seres sin esperar nada de ellos, dándoles a cambio todo lo que este en nuestras manos, pues aquello que damos nos lo damos y lo que no damos, nos lo quitamos.

. La única forma de vivir una vida en absoluta plenitud, es hacerlo aceptando todo lo bueno y lo malo que la misma pueda otorgarnos. Si sólo nos aferramos a las cosas buenas, la felicidad, la comodidad  y en definitiva a todas aquellas cosas que nos alejan del sufrimiento, viviremos una falsa realidad que jamás podrá satisfacernos del todo, producto de una ilusión que sin saberlo nosotros mismos habremos creado.
Saber percibir lo bueno en lo malo nos hace si cabe más plenos y felices.